lunes, 22 de agosto de 2011

De los amores negados


¿Cuántas cosas hacemos por nosotros y cuántas por los demás? ¿Cuántos pesares lloramos por lástima a nosotros mismos, más que por verdadero dolor al hecho en sí? ¿Por qué nunca nos prepararon para asumir la muerte, cuando es tan natural como la vida? ¿Por qué nos aferramos tanto a la vida si no nos pertenece? ¿Por qué en lugar de disfrutarla y exprimirla hasta la última gota, nos quedamos contemplándola de lejos sin participar de ella? ¿Por qué siempre estamos esperando el día menos pensado para vivir a plenitud? ¿Por qué somos tan inconscientes de la vida mientras se nos escapa entre los días? ¿Viviríamos más intensamente un día si supiéramos que es el único que nos queda? ¿Por qué nos cuesta aceptar que la confirmación de haber muerto pasa por haber vivido? ¿Por qué hay gente que vive sólo esperando la muere?

By Ángela Becerra

sábado, 13 de agosto de 2011


La vida pasa, la vida corre, la vida transita, camina, vuela, atraviesa, libera, supera. Pero mi vida en particular es un estanque…

Las cosas cambian, se transforman, fluyen, van, vienen, caen, sube, aterrizan, despegan, nacen, mueren… las mías se mantienen…

Creo que no hay un ser como yo en esta vida con tanto miedo a vivir pero con muchas ganas de hacerlo, de descubrir, de encontrar, de reencontrar, de volar. Uno quiere, busca, intenta, pero cuando te das cuenta, te miras los pies y estas encadenada en el mismo lugar, como si no valieses la pena, como si tus ganas no contaran, como si tus esfuerzos no existieran, y estas ahí… parada en el mismo lugar.

Soy la primera en decir que tengo miedo a vivir, pero también admito que amo vivir y quiero hacerlo plenamente, ESTANCADA: eso estoy… sin ir para adelante ni para atrás. Donde los sueños ahí quedan, siendo sueños, y una caja llena de ilusiones que ahí quedaron, en una caja empolvada. Las piernas se cansan de no caminar para ningún lado y la rutina te vence… y yo solo busco vivir y con ello ser feliz.

Quizás me queda armarme de fuerzas, esas que yo sé que tengo, en el fondo, escondidas, pero están, para poder moverme, para poder romper estas cadenas que me atan y sujetan, para poder encontrar el camino a la felicidad… esa que tanto deseo.