Siempre había tenido miedo
de que me desestabilizaran mi tristeza, creía q en ella estaba mi paz y mi
seguridad, por eso me conforme gustoso con lo que la vida me entrego.
Debo confesártelo.
Sigo teniendo miedo. Pero este es un miedo distinto. Me has hecho tener
conciencia de mis vacíos, contigo he emprendido una búsqueda interior que no
para de hervir dentro de mí y a la cual no estoy siquiera seguro de encontrar
la solución. Pero he empezado a caminar.
Espero
que no sea demasiado tarde. En mis tantas noches de insomnio, el cielo me ha
enseñado que hay un momento en el que el muy tarde se nos puede volver el muy
temprano. Es solo un instante que se apaga y enciende en un suave destello,
cuando la noche agonizo en brazos del primer rayo de luz naciente. Espero que
este sea ese momento.
Estos
días de reflexión profunda me he dado cuenta que entre más fiel es uno a uno
mismo, mas infiel puede terminar siendo a los demás.
Me
diste alas y alegría, ganas de reír y llorar. Has provocado un renacimiento que
ha hecho florecer mis días vacíos.
Si
tuviera que definirme en una palabra diría: efervescente. Si, así me siento
desde que te conocí.
Has
ayudado a simplificar mi alma. Me has hecho sentir una fatiga de amor
desconocida.
Estos
largos días de espeso silencio tus ojos me han conducido con su luz iluminando
tinieblas. Tu sombra, adherida a mi cuerpo, ha acompañado mis sudores. No he
dejado de estar en ti ni un solo instante.
Ahora
ya sé que, si no te tuviera, seguiría amándote. Porque el amor no puede ser
posesión. Lo he comprobado al tenerte sin tenerte. Por encima de todo quiero
que sepas que te amo, así sin más. Pero como simple mortal, también quiero que
sepas que te deseo con toda mi alma.
Tú me
has quitado el temor a vivir. No sé que nos espera, pero siento que contigo voy
a empezar de nuevo una andadura más plena e intensa. Ahora, ya sé que tengo un
alma. Tú la revelaste ante mis ojos, reconociendo la tuya, he descubierto la mía.
Durante
todo este tiempo mi cobardía muda se había extraviada entre dudas oscuras, pero
de pronto, en el negro cielo de mi alma ha empezado a brillar una estrella
luminosa que encandila mis deseos... me está quemando con su luz. Quiero
empinarme hasta alcanzarla con mis manos y ponerla en mi pecho como escudo... ¿me
dejas alcanzarte?
Ven...
acércate más para tocarte el alma
(Carta de Angel a Estrella)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Dejame un mimo