domingo, 14 de julio de 2013

Adios

Paralizada, no entendía la noticia. No la esperaba, no ese día.
Me heló el miedo, la incertidumbre y la impotencia del corto lapso de felicidad.
No esperaba que el próximo viaje que haría fuera para despedirte.
Y llegar a la casa, entrar y no verte, pero vi todos los años pasar, mis últimos 25 años en esa casa. Y se fue la última persona que mantenía vivo ese hogar.
Entrar y sentir esas tres ausencias que pesan, que me devuelven a todos los veranos que pase ahí. Junto a esa parte de mi familia que me crió.
Y descubrí como te fuiste, y mi Alma volvió a la paz, y al saber que te fuiste de la manera más placentera y digna que te podías haber ido. En tu lugar.
Y todo volvió a caerse cuando te vi, en tu última morada, ahí, al lado de la abuela. Juntos otra vez después de siete años, y ahí volví a entender, ahí la volví a extrañar a ella y te empecé a extrañar a vos.
Quizás hoy por hoy estoy viviendo una etapa de mi vida, que me demuestra cuanto crecí, abriéndome las puertas a mi futuro. Aquel futuro que tanto soñé en las paredes de tu casa. Porque ustedes me dejaron ser, siempre.
Con vos Abuelo, se fue el último signo de vi
da de mi infancia. De esa tan feliz que gracias a ustedes lo fue.
Ya solo me quedan los recuerdos, tuyos, de la abuela y de Javier.
Ahora sus almas ya juntas, pueden descansar en paz, sabiendo que me ven y acompañan desde donde están, esperando al momento que me vengan a buscar.
Los amo.

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